Ciudad de México 30 octubre._ Con el horario de invierno la percepción de noches más largas será lo primero que vas a notar. Esto puede afectar primero a tu ciclo circadiano, que es el que se da en tu cuerpo cada 24 horas. La oscuridad provoca la producción de melatonina, que es la hormona que induce al sueño.
Así que dormir va a ser benéfico para tu salud, por supuesto. Pero deberás procurar llevar buenos hábitos nocturnos. Nuestro cuerpo necesitará unos tres días para adaptarse al nuevo horario, donde se hará oscuro una hora antes y las horas de sol disminuirán.
Los síntomas son similares a los de un jet lag. El principal es una sensación mayor de cansancio, por mucho que descansamos una hora más. Eso se explica porque se produce una alteración en la secreción de la hormona que regula los estados de sueño según la luz solar, la melatonina. Básicamente, cuanta menos luz solar hay, el organismo produce más melatonina y facilita el sueño.
Sobre todo los primeros días, hasta que el cuerpo se acostumbre al horario de invierno, notaremos una sensación de cansancio y sueño mayor que hasta ahora.
Reloj biológico
Como segregamos más melatonina y nos fatigaremos más pronto, es probable que nuestro cerebro actúe como lo hace siempre que estamos cansados: haciendo que estemos más irritables y que nos cueste centrarnos en algunas tareas que requieren concentración. Es posible, por lo tanto, que seamos menos productivos durante unos días.
A todo eso hay que añadir el hecho de que nuestro reloj biológico interpreta que, como oscurece más pronto, también nos despertamos una hora antes del habitual, aunque los horarios laborales no cambian.
¿Y cómo funciona, este reloj biológico? Se va ajustando por sí solo, continuamente, tomando de referencia la información que recibe tanto de nuestro organismo (nutrición, actividad física…) como la que recibe del exterior, basándose en el ciclo de día y noche.